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Campamento de la Amistad 2016

 

Reporte N°1

Los árboles se mueven con una suave brisa. En el cielo, las nubes aparecen blancas y sutiles. Estas se enmarcan en el paisaje con placidez, moviéndose con la lentitud del pasar del tiempo sin prisa, a unos cuantos kilómetros del centro de nuestro país.

En ese marco, un soleado Picarquín recibe a los Caballeros andantes, que llegan presurosos, llenos de grandes anhelos y un sinfín de preguntas. Cada mochila trae el cansancio del año, la vida cómoda del día a día en Santiago y las expectativas para estos cuatro días: ¿A qué seremos llamados, como Caballeros, en este Campamento?

Al llegar, nos recibe Merlín y nos ayuda a entender para qué estamos reunidos. Iniciamos la jornada con la presentación de cada comunidad, momento en el que se puede conocer la bandera de cada grupo, el nombre que los representa y la identidad de cada integrante. La creatividad se hace notar. Los nombres que aparecen son originales, algunos llenos de humor, otros con códigos grupales que los diferencian y generan unión entre ellos.

Al finalizar la presentación, cada comunidad busca el mejor lugar para acampar. La sombra que dan los árboles son buscadas con prontitud. Los caballeros se esmeran por armar sus carpas, que serán sus refugios y lugar de descanso después de cada jornada. Muchas historias se escribirán en estos días, cada rincón será testigo de descubrimientos y aventuras que anhelan ser vividos en el silencio de la naturaleza o simplemente disfrutando la amistad alrededor de una cálida fogata.

Después de un rico almuerzo con completos preparado para este primer día, los muchachos viven un momento de esparcimiento y alegría, aprovechando el sol generoso que se nos regala después de varios días de lluvia.

La primera actividad en grupo consiste en comenzar a escribir la bitácora del caballero. Los integrantes se sienten llamados a registrar sus experiencias y su sentir en estos días. Junto con esto, los asesores guían la elaboración del escudo grupal, que refuerza la identidad de cada grupo de caballeros y los ayuda a unirse más en este Campamento de la Amistad.

Posteriormente, cada caballero comienza a tomar conciencia de la visión que tiene de sí mismo y reflexiona, junto a su asesor, acerca de las “máscaras” que utiliza para enfrentar a los otros.  La invitación consiste en tratar de descubrir cuál es el verdadero rostro que esconden ante los demás.

Finalizando el día, los grupos se reúnen para enfrentar el desafío de preparar la cena. Cada instancia como comunidad es una oportunidad para conocerse más, trabajar en equipo y forjarse como caballero, siempre en servicio a los demás.

El camino ya comenzó a escribirse con fuerza en este Campamento de la Amistad 2016.

 

Reporte N°2

El atardecer se apropia de la Hacienda Picarquín. Los colores del ocaso se mezclan con los aromas de los arbustos, del pasto fresco, del aire puro que renueva las energías y vuelve a llenar de vida en abundancia.

Las risas y juegos de la jornada, que llenaron durante la tarde el amplio espacio que nos cobija y reúne, van quedando atrás para dar cabida a la reunión de cada grupo. Este momento de tranquilidad se justifica plenamente: el día ha presentado muchas actividades y desafíos que los caballeros han sorteado con gran hidalguía y un férreo compromiso.

Revisemos este segundo día…

La mañana inicia a las 8:00 horas con el desayuno, que los anima a comenzar una jornada de emociones y reflexión en comunidad. El camino del caballero ya se inició con fuerza y convicción. Los asesores animan y alientan a sus grupos en este intenso recorrido.

En el acto inaugural de la mañana, el caballero de la armadura oxidada se reconoce en su individualidad: ya sabe quién es. Se ha sacado la máscara que cubre la verdad que yace en su corazón. Ahora puede comer, mirar de nuevo con genuina felicidad.  Merlín lo invita a seguir caminando, pues aún queda mucho por recorrer.

Sin embargo, el caballero no cuenta con un enemigo que está al acecho: la tentación de quedarse quieto, sin esforzarse, esperando que todo llegue sin sacrificio. Este hecho nos recuerda que el camino de la verdad no es fácil, se requiere decisión y compromiso. Por esto el caballero se pregunta: ¿Qué debo hacer? ¿Quedarme aquí o partir? En un contexto de oración en comunidad, se pide para que la prevalezca la mejor decisión.

¡Y así fue! ¡Debemos seguir!

¡Hay mucho camino que realizar!

Los grupos se reúnen para seguir el camino del caballero y para compartir en un espacio de convivencia y verdad. Cada uno recibe, de manos de su asesor, las cartas escritas por sus padres, quienes son el mejor espejo de la verdadera identidad. El castillo del Silencio ya los ha recibido.  La emoción, inevitablemente, se hace presente en cada corazón de caballero.

Después de una mañana de profunda reflexión, todos se merecen una recompensa por el gran esfuerzo realizado: un momento para recrearse alegremente. Las Olimpíadas los invita a jugar en una sana competencia que promueve el sentido de equipo y trabajo colaborativo.

Este segundo día ha mostrado los rostros del entusiasmo y de la anhelada verdad. El espacio de alegría y entretención deja grandes satisfacciones en nuestros incansables caballeros. Un día jueves compartido con grandes amigos, dialogado, lleno de risas y emoción.

Simplemente una segunda jornada imposible de olvidar.

Reporte N°3

Y así llegamos al tercer día…

“Sentí esta llamada a dejarlo todo. Renuncié a los bienes de mi familia, dejé mi vestidura de noble porque quería vestirme de pobre como Jesús. Y así comenzó mi vida… el estandarte que seguí es el de Jesús pobre”.

Con estas palabras de Ignacio frente a todos los caballeros de este Campamento de la Amistad 2016, se da inicio a la tercera jornada. Son las 10 de la mañana. Nuestro Santo está nuevamente en una disyuntiva, pues el enemigo lo tienta con la fama, con ganar el mundo. La tentación del ego y del renombre, de ser inmortalizado, son poderosos y llevan a la duda.

Ignacio recibe la invitación a amar y dejarlo todo. “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” dice el Evangelio según San Juan. Y nuestro amigo no lo duda más. Las palabras de Dios tocan su corazón y toma la decisión más radical de su vida: seguir el camino con la armadura de Jesús.

 “Seguir a Jesús pobre bajo el estandarte de su Cruz. ¡Esto es lo que quiero hacer! Dejarlo todo, que gran empresa me espera: ir con Jesús”.

Nuestros caballeros de Picarquín lucen más cansados. Son muchas las emociones y experiencias que han vivido en estos días. Sin embargo, se ven con el corazón dispuesto y con deseos de recibir a Jesús en sus vidas. Así es como, después de compartir con Ignacio, llega una carta muy especial a manos de cada caballero:

“Querido amigo: ¿Cómo te va? Te envío esta carta para decirte lo mucho que te quiero y me preocupo por ti.

¿Tienes alguna alegría que comunicarme? ¿Por qué no la compartes conmigo, como tu mejor amigo? Ya sabes que leo en el fondo de tu corazón”.

La carta de Jesús a cada caballero es leída en todas las comunidades. Es una carta igual para todos, sin embargo, nuestro Amigo habla al oído, a cada uno con nombre y apellido. Con su historia. Con los aciertos y equivocaciones. Con las alegrías y penas. Jesús llama a cada caballero por su nombre y le dice: “Yo te he elegido, pues te amo hasta dar la vida por ti”.

Es el mismo Jesús que se hace presente en la Misa de Campamento al mediodía. Nuestro Amigo, en medio de la quietud y la paz de la naturaleza, se hace vida y quiere permanecer entre nosotros. Con una ofrenda hecha por los caballeros, consistente en una cruz de barro que simboliza la amistad, la unión y la sencillez de este Campamento, la misa cobra pleno sentido y significado en este tiempo de caballeros andantes que poco a poco va llegando a su fin.

Aunque aún les queda pasar una gran prueba: Ignacio los invita a subir al cerro junto a él. Es la gran prueba de fortaleza y amistad que está preparada, solo para los valientes caballeros. Para esos que han dejado su armadura y han mostrado su verdadero rostro. Para aquellos que han sido generosos, han compartido con sus amigos y han valorado la sencillez de un atardecer en medio del campo. Para los que han abierto su corazón y han afinado el oído para escuchar la voz de Jesús, llamando a cada uno por su nombre.

A las 6 de la tarde, después de levantar el Campamento, se comienza la peregrinación al cerro, hasta alcanzar la cumbre de la Verdad. Ignacio vela sus armas y se despoja de todo. Los caballeros son invitados a acompañar a Ignacio, y hacer vigilia durante toda la noche:

“Estamos aquí, Señor, como tus caballeros: hemos venido a ponernos bajo tu bandera. Somos tu legión. Te honramos con nuestras armas y queremos vestirnos de tu armadura”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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