Colegio San Ignacio inicia el Año Escolar 2018 en Comunidad
Estamos todos. Hoy, martes 6 de marzo, recibimos a nuestros estudiantes de Pre Kínder quienes, junto a sus padres, dan inicio a una nueva etapa de formación, tan importante en sus vidas. Con ellos, toda nuestra Comunidad dio inicio al año escolar 2018 con un acto en el patio central de nuestro Colegio. Acompañados por el Rector, Sr. Marcelo Mackenney, los integrantes de la Comunidad Jesuita que trabajan en el Colegio, docentes, administrativos, estudiantes y ex alumnos, abrimos este nuevo período escolar, confiados que nuevamente, este será un año de aprendizaje, de acompañamiento y de grandes desafíos que encarnan el lema que nos inspira, “Entramos para aprender y salimos para servir”
Compartimos con nuestra Comunidad las palabras que el Rector, Marcelo Mackenney P., nos entregó al iniciar este nuevo año
Un afectuoso saludo y mis mejores deseos para cada uno de ustedes al inicio de este año escolar 2018. Sinceramente les deseo lo mejor, con toda la esperanza de que construiremos juntos aprendizajes significativos que ayuden a vivir bien y mejor: aprendizajes que darán impulso a los sueños de muchos; despertarán inquietudes y talentos; posibilitarán la excelencia a través de un trabajo motivador, sistemático, exigente y en cooperación con otros.
Quisiera dar la bienvenida especialmente a todos los que se integran este año a nuestra comunidad: los nuevos estudiantes, desde prekinder a 2° medio; los nuevos colaboradores, los padres y apoderados, así como jesuitas. Igualmente saludar a los que asumen responsabilidades nuevas: a los nuevos Centros de Estudiantes, CES y MINICES, a la nueva directiva del Centro de Padres; a nuestros exalumnos de la generación 2017. Saludar con afecto a la directiva del Sindicato, al Directorio de nuestra Fundación, a los que lideran el grupo scout, las Comunidades de Vida Cristiana, el MEJ y tantas otras iniciativas. Muy bienvenidos. Nuestra comunidad se enriquece con ustedes. Deseo que experimenten que el san Ignacio es también su casa, una familia extendida, una comunidad que quiere incluir a todos y todas, que procura el bien y que cuida a los suyos. Bienvenidos. Bienvenidas.
Quisiera, en estas primera palabras, desafiarlos a dos metas que efectivamente nos harán bien y fortalecerán el sentido de comunidad y la misión que nos orienta.
El primero es que aquello que deseamos para el mundo y nuestra sociedad, suceda entre nosotros. Es decir, que con nuestras acciones diarias seamos creíbles. Decimos con orgullo que nos mueve el propósito de transformar el mundo y hacerlo más justo, fraterno, sostenible, inclusivo, lleno de fe y esperanza. Pues bien, aquí, hoy y mañana, puedes hacerlo, podemos lograrlo.
- Y comienza con el respeto y cuidado con cada uno de tus compañeros y compañeras de curso; con todos, sin excluir a ninguno aunque no sea de tu agrado o amigo.
- con oponerte firmemente a cualquier clase de maltrato, abuso, ofensa o bullying;
- generar relaciones constructivas, que no excluyan a nadie;
- hoy y mañana puedes cuidar de nuestro planeta y entorno. Es decir, no botando basuras, dejando los espacios que ocupan limpios y ordenados, no destruyendo lo que es bien de todos;
- pueden tomar iniciativas y organizar juntos el reciclaje más básico: allí van los papeles; allá los vidrios; en ese lugar los plásticos.
No podemos contentarnos con hacer lo mínimo. Es una forma mediocre y tibia de vivir.
Queremos que todos crezcan y aprendan: pues bien, organicen su curso de tal forma que nadie de sus compañeros y compañeras se quede sin aprender: grupos de estudio, ayudantías, tutores, materiales compartidos, un lugar común donde subir textos, trabajos, preguntas....
Hoy podemos empezar a que en las redes sociales que usamos, nuestras palabras y mensajes no ofendan a nadie, no murmuren insidiosamente, no escondan la mano. Que esas redes, que son pan de cada día,sean ocasión para comunicarnos efectivamente, haciendo el bien y no dañando.
Hoy y mañana, aquí, podemos cuidarnos y respetarnos, llamarnos por nuestros nombres, darnos la bienvenida y despedirnos, ser amables.
Por otra parte, como segunda meta, los invito a desafiarse, a ponerse propósitos que los saquen de sus zonas confortables, que les exijan desplegar tantos dones y habilidades que cada uno de ustedes posee. Y los invito a realizarlo en clave comunitaria, a través de un efectivo modo cooperativo, de trabajo en equipo, junto a otros. Este modo de relacionarnos y trabajar los enriquecerá enormemente, pues valora de manera muy positiva la diferencia y la diversidad, así como multiplica las posibilidades de aprendizaje en la riqueza que otorga lo heterogéneo. Aprender y ejercitarse en este modo de trabajo con y junto a otros conlleva enormes beneficios, por ejemplo:
- favorece el desarrollo cognitivo al ponernos en diversidad de escenarios;
- ayuda a dar seguridad y enfrentar positivamente problemas y situaciones nuevas, pues genera mayor aceptación, apertura a la comprensión y motivación para poner en práctica lo aprendido;
- acrecienta las relaciones y la interacción, multiplicando posibilidades;
- favorece la independencia y autonomía, pues genera condiciones para que los grupos desarrollen un trabajo sistemático, organizado e impulsado por ellos, contando con el apoyo del profesor, pero siendo los estudiantes los verdaderos protagonistas;
- colabora en el desarrollo de las habilidades socioafectivas: relacionarse de manera positiva, aprender a escuchar activamente, a respetar e involucrar a los demás, intercambiar ideas y sentimientos, aceptar la diversidad, tomar decisiones grupales, planificar, explicitar expectativas, organizarse para el logro de una meta común...
- mejora el rendimiento escolar y crea mejores condiciones de convivencia, disminuyendo, por ejemplo, la agresión o molestia en entre compañeros y compañeras.
Si tantos son los beneficios, los animo a trabajar de este modo. Es una forma efectiva de crecer comunitariamente, de oponernos creativamente al individualismo que nos separa y empobrece.
Los animo, entonces, a trabajar con intensidad, con rectitud y responsabilidad en las acciones que parecen más pequeñas, (como recoger una basura, saludar con amabilidad, presentarse ordenados y limpios, presentar el trabajo y la tarea, o llegar con puntualidad) como en aquellas que nos demandan esfuerzos mayores: corregir a nuestros compañeros o amigos, reparar el daño causado, cuidar del bien común, perdonar, dar gratuitamente de nuestro tiempo para un bien mayor, cuidar de todos sin exclusión, oponerse al mal, poner el amor más en obras que en palabras...
Bienvenidos nuevamente. Que el san Ignacio sea casa para todos, para que este tiempo y espacio compartidos sea ocasión para que cada uno conozca y se enamore aun más de Jesucristo a través de los demás y de las experiencias formativas; sea tiempo y espacio para conocer y querer a la humanidad, sentirse parte de ella y ayudar a construirla.
En esta alegría de iniciar un año juntos, además de sentirnos desafiados para lo mejor, les deseo un año de gracia, de abundancia y de paz. Que Dios bendiga a cada uno.
Marcelo Mackenney P.
Rector